Historia

Academia del Partal. Asociación libre de profesionales de la restauración monumental

Retornos de lo vivido lejano


Todo empezó el mes de mayo de 1992. Motivado quizá por la soledad del restaurador de fondo en aquella Cataluña y aquella Barcelona cada vez más ensimismadas (aunque en direcciones casi opuestas), ese mes escribí un papel que titulé «Asociación de Profesionales de la Restauración Monumental».
En él exponía la necesidad de una entidad, hermandad o cofradía de ámbito estatal que permitiera a sus miembros la reflexión conjunta, el intercambio de información, la ayuda mutua, en definitiva, y proponía una posible organización y financiación. Lo envié a unos cuantos profesionales «invitados a formar parte del grupo inicial», convocándolos para una reunión fundacional en Barcelona, en noviembre de ese mismo año, coincidiendo con el Simposio de la Diputación de Barcelona.

La respuesta fue unánimemente positiva y alentadora. Desde Valladolid, Javier Rivera la resumía así: «Se trata de una empresa muy seria y que anhelo salga adelante, lo que ocurrirá sin ninguna duda». Durante aquel verano olímpico, redacté un borrador de estatutos y un calendario constituyente, que fueron enviados a todos los cofrades invitados, pidiendo su opinión y propuestas sobre la denominación de la entidad.

La reunión fundacional se celebró el día 19 de noviembre de 1992, cenando en el comedor del palacio Güell de Barcelona, y en ella fue aprobada la redacción definitiva de los estatutos que algunos meses después, el 27 de mayo de 1993, se presentaría, junto a una copia del Acta Fundacional, en el registro general del Departament de Justícia de la Generalitat de Catalunya, en Barcelona, a los efectos del registro de la Academia. Pasadas las vacaciones de Navidad, la nueva asociación empezó su actividad a un ritmo esperanzador. El mes de enero de 1993 se confeccionó y repartió entre los miembros del grupo inicial un «primer papel con noticias», precedente remoto de Papeles del Partal. Aquel mismo mes, Domingo García-Pozuelo hizo una primera propuesta de logotipo de la Academia, del que él mismo realizaría el mes de abril una nueva aproximación que incluía la reproducción de la planta del Oratorio de Astasio de Bracamonte del Partal de la Alhambra.

También en enero de 1993 se convocó la Primera Asamblea General por iniciativa de Alfonso Jiménez, que había de celebrarse en Sevilla y Granada, el mes de mayo, para hacerla coincidir con el «Aula Hernán Ruiz» que él dirigía, y se constituyó una Secretaría provisional en Barcelona, que había de funcionar hasta esa primera asamblea. La iniciativa de hacer coincidir las reuniones de trabajo o las plenarias con actividades organizadas por miembros de la asociación (con participación de los demás por invitación) constituiría durante los años siguientes la base estructural más sólida de la Academia, ya que facilitaría el contacto e intercambio de experiencias, de otra manera muy difícil dada la dispersión geográfica de los miembros (y la inexistencia aún entonces, aunque ahora nos parezca mentira, de los medios de intercomunicación inmediata que se harían habituales muy pocos años después).

La primera de esas actividades fue el seminario «Revestimiento y color en la arquitectura», organizado por la Universidad de Granada, y dirigido por Javier Gallego, celebrado en Granada entre el 25 al 27 de marzo de 1993. Los partalíes presentes hicieron el día de la clausura una primera visita institucional al Partal de la Alhambra, rindiendo homenaje a don Leopoldo Torres Balbás. La segunda fue el Aula Hernán Ruiz, en Sevilla, entre el 20 y el 22 de mayo de ese mismo año, en la que participaron los once académicos fundacionales que después viajarían a Granada para celebrar la I Asamblea General. La reunión tuvo lugar el día 22 en las Casas del Chapiz (sede de la Escuela de Estudios Árabes) y en ella se acordaron la admisión (provisional, en tanto no se inscribiera la Academia en el Ministerio del Interior) de cuatro nuevos miembros y diversos nombramientos, también con carácter interino. Los asistentes a la reunión hicieron una nueva visita colectiva a la Alhambra el día 23, con especial atención al Partal y al patio del Harem.

En el mismo 1993 se celebrarían dos nuevas asambleas. La segunda, el 30 de octubre, en Madrid, en el edificio del Casino de la calle de Alcalá, precedida de una Asamblea extraordinaria, el día anterior en el mismo lugar. Por tratarse de la primera Asamblea General después del registro definitivo de la Asociación, se procedió a ratificar la incorporación de los nuevos miembros aprobada en Granada y a constituir el Consejo Directivo, con la elección de los diversos cargos. La tercera, el 17 de noviembre, tuvo como escenario la sede del Ateneu Barcelonés, en la calle Canuda de Barcelona, donde a partir de ese día se celebraría el IV Simposio sobre Restauración Monumental organizado por la Diputación de Barcelona, que sería clausurado en Cardona el día 20 y al que asistieron la mayoría de los partalíes. En la Asamblea se ratificaron los cargos elegidos el 30 de octubre y se convocaron nuevas reuniones para el año siguiente.

Esta intensa actividad inicial se prolongó hasta mediados de 1994. En junio, se volvieron a reunir casi todos los miembros de la Academia en Valencia, con motivo del curso «Teoría e Historia de la Restauración en España, 1900-1936», dirigido por el académico Julià Esteban Chapapría. Y el día 22, en el hotel Reina Victoria de aquella ciudad, se reunió la IV Asamblea General, con asistencia del 80% de los convocados. Se produjo un rico debate sobre el futuro de la Academia y la posible entrada de nuevos miembros (incluso se hizo una primera lista de posibles candidatos). Nada parecía anunciar una inminente crisis, ya que la siguiente Asamblea General no se celebraría hasta pasados más de tres años.

Efectivamente, en esos primeros años llenos de actividades y esperanzas la asociación conoció también las primeras tensiones. Ya en la reunión de Granada de mayo de 1993 quedó sobre la mesa el debate sobre la actuación en el teatro de Sagunto, entonces en plena actualidad, al no llegarse a un acuerdo sobre cómo enjuiciarla. Las dificultades vendrían, sin embargo, a mi parecer, por cuestiones más de índole personal que conceptual. Lo cierto es que en los años siguientes se produjeron renuncias o bajas de algunos académicos fundacionales y que a penas se programaron actividades a partir de 1995. El mes de junio de 1996, con intención de relanzar la asociación, tuvo lugar una reunión «restringida», en Barcelona. Se analizaron las causas y las alternativas de la situación, pero no se logró enderezarla. En una nueva reunión, esta vez improvisada, celebrada por algunos partalíes en el claustro del monasterio de San Millán de la Cogolla, el 7 de mayo de 1997, se insistió en la necesidad de dar nuevo impulso a la Academia o disolverla, surgiendo la propuesta de convocar nuevas reuniones y actividades en los meses siguientes, como así ocurriría, y de abrir la asociación a otros profesionales, lo que tardaría más en producirse.

En ese intento de revitalizar la asociación, algunas actividades promovidas o dirigidas por académicos entre 1997 y 2000 se convocaron haciendo constar “el auspicio” de la Academia del Partal. La primera, las IX Jornadas sobre la Intervención en el Patrimonio Histórico-Artístico, organizadas por el Colegio de Arquitectos de La Rioja y la Diputación de Barcelona, celebradas en Logroño en noviembre de 1997 y dirigidas por Domingo García-Pozuelo y Antoni González. Coincidiendo con las jornadas, se celebró el día 8, en el Hotel Carlton Rioja de Logroño, la V Asamblea General. En el orden del día figuraba la posible disolución de la asociación, eventualidad que no fue votada al no darse el quórum exigido por los estatutos, pero que fue explícitamente rechazada por los asistentes. En cuanto a cómo revitalizar la Academia, además de ratificar como un acierto el dar auspicio a actividades como aquellas jornadas, se sugirió la convocatoria por la propia Academia de un congreso, cuya preparación constituyera el auténtico motor de sus actividades.  En esta misma reunión se presentó la propuesta de Javier Ramos en el sentido de que la Academia, sin obviar su condición fundamental de reunión de profesionales, incidiera en los círculos sensibilizados próximos a los conflictos relacionados con el patrimonio arquitectónico, fomentando una mayor participación popular a través de una asociación paralela («Amigos del Partal», por ejemplo), iniciativa que en opinión de los asistentes debía ser estudiada cuando la Academia alcanzara un nivel mínimo de actividad y presencia en la sociedad.

En octubre de 1998, la participación de los académicos en el Congreso paralelo al Salón AR&PA de Valladolid, dirigido por Javier Rivera y organizado por la Diputación de Valladolid y el Instituto Español de Arquitectura, permitió la celebración de la VI Asamblea General. Tuvo lugar en el hotel Olid Meliá, el día 17. En ella se señaló y analizó la ausencia de actividades organizadas directamente durante el año y cómo, a pesar de ello, se había mantenido la conciencia colectiva de la asociación. Se propuso de nuevo la confección de una lista de profesionales que pudieran ser invitados a formar parte de la Academia, de acuerdo con los procedimientos y requisitos estatutarios, a fin de afianzar su proceso de consolidación.

El año 1999 marcaría definitivamente el nuevo signo de ese proceso. «Creo que estamos viviendo unos momentos decisivos para el futuro de nuestra Academia», dice un escrito de entonces dirigido a sus miembros «Después de un período de inactividad, incluso de falta de fe en el futuro […], la presencia pública de la Academia ha ido tomando fuerza (la celebración en Logroño y Valladolid de reuniones «bajo su auspicio» ha sido esencial) y ahora se abren nuevas oportunidades que no debemos desaprovechar» […] «la ampliación del número de miembros, la posible incorporación de destacados profesionales, permitirán enriquecer las propuestas de actividades, así como la eficacia y la trascendencia de éstas».

En septiembre de ese año, se celebraría en Sahagún (León) el Congreso Internacional sobre Restauración del Ladrillo, organizado por el Instituto Español de Arquitectura, bajo el auspicio de la Academia. Y el 6 de noviembre, incorporados ya los nuevos miembros de la asociación, la VII Asamblea General Ordinaria, en Logroño, con la participación de casi el 70% de los convocados. En ella se aprobó la celebración los años pares, en noviembre, de una «Bienal de la Restauración Monumental» (debía constituir «el principal instrumento para cumplir los objetivos que marcan nuestros Estatutos»), que incluyera la reunión anual de la Academia, en su doble vertiente, institucional (Asamblea) y científica (Seminario), así como otras actividades de debate y difusión. También se acordó solicitar a la Diputación de Barcelona la colaboración en la organización de la primera edición, a celebrar del 23 al 26 de noviembre de 2000.

En la primavera de 2000 tuvieron lugar dos nuevas actividades. En abril, en Murcia, el curso «La restauración de las murallas: Murallas construidas con tapial», dirigido por el académico Francisco Javier López Martínez y organizado por la Consejería de Educación y Cultura de la Región de Murcia y el Colegio de Arquitectos de Murcia, «bajo el auspicio de la Academia del Partal». En mayo, del 19 al 21, en Granada, una sesión de trabajo extraordinaria preparatoria de la I Bienal que reunió a 17 académicos y académicas en la Escuela de Arquitectura. El día 20 se hizo una nueva visita colectiva al Partal, acompañados por el arquitecto restaurador Miguel Ángel Martín Céspedes.

En la VIII Asamblea General, celebrada en el Centre Cultural Barradas de l’Hospitalet de Llobregat, participaron 35 asociados e ingresaron 37 (hasta alcanzar la asociación la cifra de 80 miembros). Pero sin duda, lo más importante -la culminación del proceso revitalizador de la Academia- fue la I Bienal, en la que participaron cerca de 400 personas, entre profesionales de la restauración de toda España y alumnos de las escuelas de arquitectura de Barcelona y Valencia, del Master de Conservación del Patrimonio Arquitectónico de la Universidad de Valencia y del Master de Restauración y Rehabilitación del Patrimonio de la Universidad de Alcalá de Henares. Se leyeron casi una cincuentena de ponencias y comunicaciones, la mayor parte por miembros de la Academia, pero también por destacados profesionales de Italia, Francia y Portugal.

La última de las asambleas generales celebradas hasta ahora, la novena, se reunió en la sede de la Academia, en Barcelona, el día de santa Lucía, 13 de diciembre, de 2001. En ella se acordó celebrar la II Bienal de Restauración Monumental en Vitoria los días 21 al 24 de noviembre de 2002, con el apoyo de la Fundación Catedral de Santa María. Se dieron de alta 5 profesionales como miembros de la Academia y se explicó una nueva propuesta de un grupo de académicos residentes en Valencia de iniciar la publicación periódica Papeles del Partal.

Los 85 miembros de la Academia pertenecemos (laboralmente) a 14 comunidades autónomas (faltan Canarias, Cantabria y Castilla-La Mancha). Por provincias, sin embargo, la presencia es menor: sólo hay miembros del Partal en 26, justo por encima del 50% (faltan en Albacete, Almería, Burgos, Cáceres, Cádiz, Cantabria, Ciudad Real, Córdoba, Gerona, Guadalajara, Guipúzcoa, Huelva, Jaén, Las Palmas, Lérida, Lugo, Orense, Pontevedra, Salamanca, Santa Cruz de Tenerife, Segovia, Toledo, Vizcaya y Zamora). En cuanto a profesiones, domina la arquitectura (76%), y en relación a las dedicaciones preferentes, en el 37% de los casos es el ejercicio liberal, en el 27% la Universidad y en el 33% otros ámbitos de la Administración pública.

Antoni González Moreno-Navarro

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